El comienzo de la segunda fase de las obras del tranvía de Zaragoza ha servido de excusa para levantar, de nuevo, la polémica acerca de este medio de trasporte. En esta ocasión es en defensa del Patrimonio cultural que posiblemente dañe el famoso tranvía de Zaragoza. Lo curioso es que se invoca nuestro patrimonio para criticar las obras cuando en raras ocasiones se le defiende por si mismo, aún mas, el tranvía por su carácter ecológico y por la disminución del trafico rodado que conlleva va a ser positivo para la conservación de nuestro patrimonio cultural. Es totalmente reprochable la actuación municipal por no tener todos los permisos correspondientes, pero también resulta sorprendente que por parte de la DGA se invoque nuestra Ley de Patrimonio Cultural cuando en muchas ocasiones se observa su incumplimiento o su “mirada hacia otro lado”. El aparcamiento dentro de la Aljafería es un ejemplo como también lo es el haber tirado a la escombrera restos de una calle romana enc
Todo aquello relacionado con Zaragoza, tanto en su historia como en el presente y su futuro.