El comienzo de la segunda fase de las obras del tranvía de Zaragoza ha servido de excusa para levantar, de nuevo, la polémica acerca de este medio de trasporte. En esta ocasión es en defensa del Patrimonio cultural que posiblemente dañe el famoso tranvía de Zaragoza. Lo curioso es que se invoca nuestro patrimonio para criticar las obras cuando en raras ocasiones se le defiende por si mismo, aún mas, el tranvía por su carácter ecológico y por la disminución del trafico rodado que conlleva va a ser positivo para la conservación de nuestro patrimonio cultural. Es totalmente reprochable la actuación municipal por no tener todos los permisos correspondientes, pero también resulta sorprendente que por parte de la DGA se invoque nuestra Ley de Patrimonio Cultural cuando en muchas ocasiones se observa su incumplimiento o su “mirada hacia otro lado”. El aparcamiento dentro de la Aljafería es un ejemplo como también lo es el haber tirado a la escombrera restos de una calle romana encontrada en la DPZ con el beneplácito de la Comisión de Patrimonio. Nadie ha protestado por esta serie de hechos.
No resulta nada positivo para los ciudadanos que un medio de comunicación este constantemente desvirtuando la realidad par conseguir no se que objetivos. Si queremos que nuestra ciudad este a la altura de las circunstancias, culturalmente avanzada, y, por consiguiente, con espectativas de futuro no es precisamente esta la forma de actuar correcta. No es una critica positiva y fundamentada en la razón y en el diálogo, es introducir errores o medias verdades para conseguir que “el otro “ quede descalificado. Los ciudadanos nos nos merecemos este tipo de periodismo que no busca la información contrastada sino mas bien confundir al lector en beneficio de un grupo determinado.
Las fotografías de 1902, nos muestran el nº 2 de los antiguos tranvias de Zaragoza con el Sr.Escoriaza recostado sobre el y un aspecto de la plaza de España durante las fiestas del Pilar.
No resulta nada positivo para los ciudadanos que un medio de comunicación este constantemente desvirtuando la realidad par conseguir no se que objetivos. Si queremos que nuestra ciudad este a la altura de las circunstancias, culturalmente avanzada, y, por consiguiente, con espectativas de futuro no es precisamente esta la forma de actuar correcta. No es una critica positiva y fundamentada en la razón y en el diálogo, es introducir errores o medias verdades para conseguir que “el otro “ quede descalificado. Los ciudadanos nos nos merecemos este tipo de periodismo que no busca la información contrastada sino mas bien confundir al lector en beneficio de un grupo determinado.
Las fotografías de 1902, nos muestran el nº 2 de los antiguos tranvias de Zaragoza con el Sr.Escoriaza recostado sobre el y un aspecto de la plaza de España durante las fiestas del Pilar.
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