La resaca de estos días no impide que reflexionemos acerca
de algunos aspectos que se dan en nuestras fiestas del Pilar. Me ha llamado la
atención que la prensa haya denunciado el exceso de decibelios en alguno de los
actos programados. No hace falta ningún aparato medidor de sonido para darse
cuenta que en muchos espectáculos callejeros el sonido resulta excesivo,
molesto e indudablemente nocivo para nuestro sistema auditivo. Propugnamos una
ciudad saludable y sin ruidos y en estos actos tenemos amnesia de nuestros
principios. Comprendo que estamos en fiestas pero se podrían llevar a cabo
estos eventos bajando un poco el volumen y no se resentiría el espectáculo.
Generalmente a este tipo de críticas se responde que estamos en fiestas y mi
pregunta es si en fiestas ¿todo vale? Creo que no. Otro detalle que me ha
llamado la atención ha sido el poner chiringuitos y “contenedores-casa” en
lugares emblemáticos de nuestro centro histórico afeando espacios que en algún caso
son Patrimonio de la Humanidad. Considero que habría que tener un poco mas de
sensibilidad y disponer de estos chiringuitos en lugares que no afeen nuestro
patrimonio. Realmente todo no vale.
Una forma de conservar nuestro patrimonio cultural es conocerlo. A continuacion os pongo una reseña de un edificio que forma parte del Mudejar de Aragón, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Iglesia de San Gil de Zaragoza Los materiales de los que esta constituido el templo son los tradicionales en la arquitectura mudéjar de Aragón: ladrillo, yeso y cerámica vidriada para el exterior. La disposición de los ladrillos es a soga asentados sobre yeso. Es de nave única con testero recto y capillas laterales entre torres contrafuerte, que son como pilares estructurales, y esta dotada con tribuna o paseador por encima de las naves laterales abierta al exterior, los pilares contrafuerte se abren paso para poder circular. Esta estructura arquitectónica queda oculta, y es propia del mudéjar., todas las cargas se distribuyen entre los diferentes torres contrafuerte. En la trasformación del XVIII se invirtió la orientación general del templo dando como resultado dos ábsides poligo
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