Los Carmelitas Descalzos, orden reformada por Santa Teresa y San Juan de la Cruz, pusieron su primer convento masculino en 1594 en las afueras de la ciudad, en la margen derecha del rio Huerva, a la altura de la actual calle Asalto. Se accedía a él a través de un puente de Piedra que se encontraba frente a Puerta Quemada (calle Heroísmo). Dicho convento se denomino Carmelitas de San José, que mas tarde daría nombre al barrio que cerca de allí se formo. Este convento tenía una extensión de 4 hectáreas dedicadas a la agricultura y a una fábrica de paños, además de tres pequeñas ermitas. Hay que tener en cuenta que en aquella época los conventos tenían muchos frailes, en este caso unos 100, ahí sus dimensiones. Una gran iglesia barroca con claustro resaltaba en todo este espacio. En la guerra de la Independencia sufrió grandes desperfectos por el asalto de las tropas francesas que incendiaron el edificio. En 1914 se reconstruye de nuevo el edificio y permanece como convento hasta 1935
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