La Zaragoza romana, Cesaraugusta, estaba delimitada por una primitiva muralla construida en piedra en el siglo I y reconstruida posteriormente en el siglo III ante el temor de las invasiones. El perímetro de la ciudad era de tres kilómetros aproximadamente y quedan restos de esta muralla en diferentes puntos de su recorrido (“cursum”=coso), caben resaltar los del Mercado Central y los del Monasterio de la Resurrección, en la Glorieta de la Puerta del Sol (Coso Bajo). A la ciudad se accedía a través de cuatro puertas: La del Angel (puente de Piedra), Toledo (manifestación junto al mercado), Valencia (plaza de la Magdalena) y Cinegia (plaza España). Estas puertas estaban en los extremos de las dos líneas axiales, en forma de cruz, que cruzaban la ciudad: el cardo y decumano. La Puerta de Valencia estaba en el NE del decumano.
En época musulmana la ciudad empieza a crecer y se amplía la muralla, ahora de adobes, hasta las inmediaciones del huerva, quedando intramuros la Puerta de Valencia, en esta época se denomina Bab al-Quibla. El nombre de Valencia es de origen moderno y le viene por ser punto de partida de uno de los caminos tradicionales que partiendo de este lugar y siguiendo por lo que hoy es calle Heroísmo hasta llegar a la rivera del Huerva seguía hasta la ciudad de Valencia.
La zona de la Puerta de Valencia tenía un marcado carácter de mercado cotidiano con casas de agricultores y de labranza. Además el cuadrante NE de la ciudad paso a ser centro cívico y religioso a partir de la Edad Media. Así junto a la Puerta de Valencia estaba la Escuela de Artes, luego Estudio General convirtiéndose más tarde en la Universidad de Zaragoza.
Esta esbelta puerta tenía un solo arco y estaba flanqueada por dos torres y sobre ella desde la Edad Media tuvo uso residencial hasta su desaparición en el siglo XIX. Luis Monteagudo dijo que esta puerta era de dos vanos y que se parecía a la de Mérida y Nimes. El arco, que se conservaba hasta hace poco más de un siglo, era de ladrillo y tenía en su paramento interno sillares romanos, restos de basas y otros elementos recogidos cuando se derribó. Todos estos materiales pudieron ser puestos, procedentes de otros lugares, en las turbaciones del siglo III y reaprovechados en la puerta moderna. La Puerta de Valencia, habría sido la continuación de la puerta mas importante del recinto romano, la llamada por antonomasia “Porta Romana” porque era la que conducía al camino que servía para ir a Roma o para venir de la capital del Imperio.
En 1867 se derriba la puerta guardándose en el Museo de Zaragoza algunos de sus elementos; entre ellos una lápida de letra tosca y extraña redacción: “PORTA ROMANA QUI FACIVUNT E LARES RECEDANT”, como expresión del deseo de que quienes hicieron la puerta romana vuelvan a sus casas o bien regresen alegres.
En época musulmana la ciudad empieza a crecer y se amplía la muralla, ahora de adobes, hasta las inmediaciones del huerva, quedando intramuros la Puerta de Valencia, en esta época se denomina Bab al-Quibla. El nombre de Valencia es de origen moderno y le viene por ser punto de partida de uno de los caminos tradicionales que partiendo de este lugar y siguiendo por lo que hoy es calle Heroísmo hasta llegar a la rivera del Huerva seguía hasta la ciudad de Valencia.
La zona de la Puerta de Valencia tenía un marcado carácter de mercado cotidiano con casas de agricultores y de labranza. Además el cuadrante NE de la ciudad paso a ser centro cívico y religioso a partir de la Edad Media. Así junto a la Puerta de Valencia estaba la Escuela de Artes, luego Estudio General convirtiéndose más tarde en la Universidad de Zaragoza.
Esta esbelta puerta tenía un solo arco y estaba flanqueada por dos torres y sobre ella desde la Edad Media tuvo uso residencial hasta su desaparición en el siglo XIX. Luis Monteagudo dijo que esta puerta era de dos vanos y que se parecía a la de Mérida y Nimes. El arco, que se conservaba hasta hace poco más de un siglo, era de ladrillo y tenía en su paramento interno sillares romanos, restos de basas y otros elementos recogidos cuando se derribó. Todos estos materiales pudieron ser puestos, procedentes de otros lugares, en las turbaciones del siglo III y reaprovechados en la puerta moderna. La Puerta de Valencia, habría sido la continuación de la puerta mas importante del recinto romano, la llamada por antonomasia “Porta Romana” porque era la que conducía al camino que servía para ir a Roma o para venir de la capital del Imperio.
En 1867 se derriba la puerta guardándose en el Museo de Zaragoza algunos de sus elementos; entre ellos una lápida de letra tosca y extraña redacción: “PORTA ROMANA QUI FACIVUNT E LARES RECEDANT”, como expresión del deseo de que quienes hicieron la puerta romana vuelvan a sus casas o bien regresen alegres.
Las fotografias corresponden a la Puerta de Valencia en sus dos vertientes la exterior e interior a la plaza
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