Durante los últimos días algún medio de comunicación ha mostrado opiniones de ciudadanos asustados ante los posibles accidentes graves que puede ocasionar el tranvía. La sensación que trasmiten da que pensar en la necesidad de tener dispuestas, a lo largo del recorrido, varias ambulancias encargadas de trasportar con urgencia a las personas lesionadas. Nada más lejos de la realidad. Muchas veces pienso si realmente esas personas se creen lo que están diciendo o su poca cultura vial les lleva a estas absurdas afirmaciones. Si así fuera los tranvías habrían desaparecido del medio urbano y seria otro el tipo de trasporte empleado en ciudades como Berlín, Roma, Burdeos, Milán, Bruselas, Amsterdam, Helsinki, Copenague, Lisboa, Paris, Rotterdam...... Las fotografías corresponden a diferentes ciudades, las más antiguas a la Zaragoza de 1900 en la que tranvía y peatón se entremezclan sin problemas; el resto son actuales y son de ciudades como Roterdam, Helsinki, Gante, Alejandría, Berlín, Bruselas. Trato de hacer ver a través de las imágenes que esa agresividad que le otorgan al tranvía no es tal o por lo menos no es mayor que otros vehículos como el Bus o automóviles. Me atrevería a decir que el tranvía ofrece mayor seguridad por su mayor fuerza en el frenado, por el control del conductor y por la imposibilidad de arrollar a una persona dada la cercanía de la carrocería con el suelo. En cualquier caso el problema está en que un tema totalmente técnico se ha politizado de forma absurda. Los expertos en movilidad aconsejan el bus para ciudades no mayores de 500.000 habitantes, el tranvía hasta el millón y medio y el metro para ciudades superiores a esta cantidad. El resto es “marear la perdiz” A esto debo añadir una cosa muy simple: el trasporte urbano como indica la palabra tiene como objeto desplazar a los ciudadanos por todos los lugares de la urbe, de la ciudad, de tal modo que el centro debe ser el lugar donde mas lleguen estos medios por lo que habrá que admitir que el tranvía deberá pasar por el centro de la ciudad y no por la periferia, ya que perdería su objetivo: acercar a los ciudadanos a los lugares de mayor afluencia.
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