El alcade Belloch ha indicado la posibilidad de remodelar la plaza del Pilar y el entorno de las Murallas Romanas con ocasión del paso del tranvía por este lugar. No cabe duda que el próposito de peatonalizar este entorno es más que saludable y prolongar este espacio peatonal hasta el mismo mercado central daría muchos puntos a una ciudad saludable. De todos los modos en esta propuesta va incluida la desaparición de la fuente de la Hispanidad, el traslado de la estatua de Cesar Augusto y la demolición de los arcos simbólicos que se encuentran junto a esta escultura.
Debo decir que la “cultura del derribo” no me gusta nada y más todavía cuando el resultado no ofrece soluciones mejores. La plaza del Pilar ya adolece de cierta unidad por lo desproporcinado de sus medidas, el derribar la fuente haría desaparecer el concepto de plaza para convertirlo en una gran avenida peatonal, además resulta ser una fuente singular que llama la atención de propios y extraños . El traslado de la estatua de Cesar Augusto al final de la calle Alfonso junto a la plaza del Pilar resulta una propuesta extraña por su mala configuración ya que quedaría “deslocalizada” a la vez que taparía la perspectiva de la fachada del Pilar con la escultura de Pablo Serrano incluida, además el lugar que ocupa actualmente resulta de lo más idóneo. El derribo de los arcos simbólicos de las cuatro culturas no me parece adecuado porque no resuelve nada y lo que dije del derribo lo reafirmo en la medida de que no hay que “destruir por destruir”. Por lo tanto que todo quede como está y que solo desaparezca el tráfico rodado convirtiendo todo este espacio en un amplio corredor donde todos podamos pasear tranquilos y disfrutando de los muchos y ricos elementos culturales que hay.
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