Antes de nada debo decir que las Naciones
Unidas y a iniciativa de la UIOOT, declararon el año 1967 Año Internacional del Turismo (AIT),
bajo el lema Turismo Pasaporte para la Paz.
Según han publicado los medios de comunicación el turismo ha descendido en Zaragoza, las pernoctaciones han bajado con relación al año anterior. Este dato puede resultar preocupante y debería ser motivo de reflexión. El problema no esta en la hostelería ya que la calidad de los establecimientos es excelente y sus precios inmejorables. Yo diría que es mas bien una mala gestión por parte de la administración. En más de una ocasión me he referido al patrimonio cultural que tenemos en nuestra ciudad y el poco aprecio que hacemos de él. Esta situación “afectivo_cognoscitiva” es, sin quererlo, contagiosa con nuestros visitantes. No hace mucho tuve la ocasión de estar en una visita guiada por el casco antiguo de nuestra ciudad, no pague nada dada mi condición de jubilado, pero el resto abonó 2 módicos euros por la explicación que duró casi dos horas. La guía era una estudiante de segundo curso que por lo visto estaba “en prácticas”. Lógicamente sus explicaciones fueron realmente escasas y no trasmitían el entusiasmo que debería corresponder con lo que se estaba visitando. Más aún, algunos del grupo , turistas nacionales, sus comentarios iban encaminados a confirmar lo que he dicho con anterioridad: nuestra ciudad tiene poco que ofrecer bajo el punto de vista cultural. La propia guía lo afirmaba con su silencio. Resulta penoso que este tipo de cosas ocurran en nuestra ciudad y nuestros gobernantes se limiten a dar contestaciones en las que la culpas siempre las tiene el vecino. Zaragoza hay que repetirlo por enésima vez es una de las ciudades que cuenta con un rico patrimonio cultural que abarca mas de 2000 años de historia pudiendo decir que se encuentra entre los primeros de nuestra península, no digo el primero ni el segundo, pero si de los primeros de los muchos que tiene nuestra geografía, y todo ello a pesar de las destrucciones que se están llevando a cabo desde la Guerra de la Independencia hasta nuestros días.
¿Qué hacer? En primer lugar, además de sensibilizar a los zaragozanos acerca de su patrimonio cultural y un buen márquetin, poner guías profesionales, y que a su lado esté la de prácticas, que expliquen la ciudad por fuera y también guías en los diferentes monumentos para que nos expliquen la ciudad por dentro. Los libros de viaje o las notas que hemos cogido por internet son interesantes pero no es lo mismo que si lo hacen de “viva voz”. Mi experiencia viajera me lo confirma. El tiempo de visita con explicación se triplica en el tiempo como mínimo. En segundo lugar, muchos monumentos de primer orden no se pueden visitar o no aparecen en los folletos que divulga la oficina de turismo y esto hace que los visitantes tengan menos opciones para ver y por lo tanto para permanecer ms tiempo entre nosotros. Debo resaltar entre otros Cartuja de Aula Dei (solo visitable sábados y previa cita), Palacio de los Luna, San Carlos, Ayto. Zaragoza, Casino Mercantil, Palacio Armas 32, Torre del Agua, etc. Además de las visitas a nuestros monumentos ciudadanos no existe una oferta de excursiones desde Zaragoza a puntos de interés de nuestra comunidad. Visitas en los fines de semana a las bodegas de Cariñena, Calatayud, Somontano, Borja. Un autobús que haga esa ruta y de paso se enseñan aquellos espacios que son de interés tanto culinarios como artísticos. El turismo tiene una faceta económica que no debemos despreciar, pero para ello hay que cuidarlo y mimarlo.
Pero también el turismo es pasaporte para la paz porque la comunicación entre pueblos, tanto nacionales como extranjeros, posibilita el acercamiento y por lo tanto el conocimiento mutuo y ese conocimiento nos lleva a la comprensión y por ende a la paz. Todos aquellos que hemos viajado y recorrido el mundo hemos descubierto esos valores que los pueblos tienen y los hemos hecho nuestros y los tópicos que esos pueblos tienen desaparecen de tal modo que lo visitado forma parte de ti. Así es difícil renunciar a la amistad que te han ofrecido y por lo tanto renunciar a la paz que todos anhelamos.
Las fotografías corresponden a Irán. A pesar de los velos, las sonrisas y la cercanía de los muchachos y muchachas me causaron especial impacto. Los estudiantes adolescentes corresponden a Sri Lanka.
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