Claustro
Sala de columnas
Fachada de la Iglesia
El 4 de Agosto de 1588 llegó a Zaragoza procedentes de Segovia la M. Isabel de Santo
Domingo, una de las más ilustres hijas de Santa Teresa, para fundar, con seis
monjas más, el primer convento en Aragón, que se llamará de San José. Habían salido el 22 de
Julio con 2 carros- uno para ellas y otra para el equipaje y 50 escudos… y se
ubican en primer lugar en una casita situada en la calle Manteria de Zaragoza. Dos años
después -aquella casa no reunía condiciones- se trasladan, también
provisionalmente a un convento que estaban edificando los PP. Dominicos, donde
actualmente se halla la iglesia de Santiago, hasta el año 1602 en el que se
trasladan al convento definitivo cerca de la Nueva Puerta de Santa Engracia, lo
que más tarde seria en el S.XX gobierno militar. La huerta del convento se extendía
hasta cerca de la Puerta del Carmen.
Debido al sitio estratégico del convento, durante la guerra de la Independencia,
este se convierte en frente de batalla. El General Palafox les obliga a
abandonar el Convento.
El 23 de Febrero de 1814, en un intento de recobrarlo, regresan a
Zaragoza 10 religiosas. Con Fernando VII consiguen que el Convento les sea
devuelto, pero no será por mucho tiempo, solo 20 años, lo justo para, poco a
poco, conseguir restaurarlo. La ley de Mendizabal las expulsa definitivamente.
Es el 5 de Febrero de 1835. Se trasladan al convento de las Fecetas y allí permanecen
hasta 1854. La huerta se convierte “en paseo exterior y de invierno. Lo restante
ha sido habilitado para cuartel y parque de ingenieros” (Guía de Zaragoza de
1860).
El ejercito reaprovecha espacios del convento entre ellos la iglesia que
en su interior lo compartimenta para viviendas y oficinas. El claustro permanece
y se le añaden alturas, llama la atención un arco de herradura en un ángulo de
dicho claustro. Se observan restos de épocas anteriores que se desconoce su uso
y procedencia, cabe destacar la bodega y una serie de columnas de diferentes
épocas. Una de ellas probablemente romana por lo grande que es el capitel y el
fuste. No es de extrañar por la cercanía del anfiteatro romano que parece ser
se ubicaba al lado, lo que hoy ocupa el Hotel Palafox. Otras parecen ser mudéjares.
Lo que si es cierto es que pocos zaragozanos hemos descubierto este
espacio que realmente pertenece a la Zaragoza desconocida. Con la Operación Cuarteles este espacio paso a ser propiedad municipal donde se ocupan diversas oficinas. Asociaciones
vecinales del Distrito Centro lo han solicitado como centro cultural. No estaría
mal recuperar para la ciudad un elemento histórico que enriquecería el
conocimiento de nuestra Zaragoza. Actualmente es visitable el claustro y la
sala donde se encuentran las columnas citadas. La Iglesia en su interior esta
apuntalada.
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