Ayer domingo, después del letargo invernal, el centro histórico de Zaragoza empezó a despertarse. La verdad es que desde primeras horas de la mañana las calles del “corazón de la ciudad” estaban “bombeando vida”. La plaza de San Bruno amanecía completa de expositores, la plaza del Pilar respiraba “consumo responsable” con las asociaciones del consumidor mostrando sus alternativas, la calle de las Armas mostraba sus encantos con sus nuevas tiendas y pequeños emprendedores que exponían sus productos y una nueva cafetería que dará una nueva vida a un entorno al que le habíamos dado la espalda hace mucho tiempo. Solamente eché en falta que no estuviera abierto el palacio de Armas 32 (Patrimonio de la Humanidad), sede de la Escuela de Música. Creo que estamos en unos momentos en los cuales no podemos olvidar unos recursos de primer orden para revitalizar un entorno como lo es el de la calle de las Armas. En cualquier caso esto marcha, ¡Que no se pare!
Una forma de conservar nuestro patrimonio cultural es conocerlo. A continuacion os pongo una reseña de un edificio que forma parte del Mudejar de Aragón, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Iglesia de San Gil de Zaragoza Los materiales de los que esta constituido el templo son los tradicionales en la arquitectura mudéjar de Aragón: ladrillo, yeso y cerámica vidriada para el exterior. La disposición de los ladrillos es a soga asentados sobre yeso. Es de nave única con testero recto y capillas laterales entre torres contrafuerte, que son como pilares estructurales, y esta dotada con tribuna o paseador por encima de las naves laterales abierta al exterior, los pilares contrafuerte se abren paso para poder circular. Esta estructura arquitectónica queda oculta, y es propia del mudéjar., todas las cargas se distribuyen entre los diferentes torres contrafuerte. En la trasformación del XVIII se invirtió la orientación general del templo dando como resultado dos ábsides poligo
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